Cuando terminas de leer la última palabra de este cómic te quedas pensando lo que acabas de tener entre tus manos, entonces te das cuenta de que solo hay una auténtica “Orquídea Negra”, tanto si la conocías de antes como si no. Partiendo del guión de un genio como Neil Gaiman (autor de “The Sandman”, por lo que no creo que hagan falta más presentaciones) y a las ilustraciones de otro genio como Dave McKean, quien no puede ser definido simplemente como dibujante de comics, si no más bien se le debe considerar un auténtico artista de la ilustración. Estos autores han creado una historia compleja, personal, distinta y, ciertamente, enrevesada (no tanto, eso si, como los posteriores guiones de Gaiman), donde el personaje casi parece partir de cero, poseyendo un pasado que, en ocasiones, te planteas si no es mejor desconocer. Un pasado que te describen a pinceladas delicadas pero intensas a medida que vas leyendo, pero que da la sensación de pretender huir de toda idea preconcebida de la Orquídea Negra ya creada en la editorial DC. En cierto modo, se ha redefinido un personaje más complejo a partir de un recuerdo del anterior. Han creado un personaje que podriamos considerar “renacido”.
